Así se ve, lo que se dice…
Julio 21/ Por: Alberto Torres
Pero qué incongruencia, prepotencia y arrogancia la del Presidente Andrés Manuel López Obrador, ante el caso Lozoya, adelantar juicios y acotar la autonomía de la Fiscalía General de la República, presumiendo en las mañaneras, la condición de testigo protegido, y adelantando privilegios que no le concede la Constitución.
Es prepotencia estar evidenciando la sumisión en la que presume mantiene a las instituciones de México.
Es exceso de arrogancia difundir en cadena nacional, lo que presuntamente habrá de suceder con la detención y castigo de Lozoya.
Es incongruente con el desgastado discurso de las mañaneras, de respeto y separación de poderes.
¿Qué le pasa al presidente que está perdiendo piso y pone en riesgo la credibilidad de la justicia y sus impartidores.?
Ya deshizo las guarderías infantiles, la autonomía de la Comisión de los Derechos Humanos, abandonó a las víctimas del delito, se burló de las mujeres violentadas, malgastó patrimonio nacional, y está por reventar la reserva nacional económica.
Ya mandó al diablo a los inversionistas, a los migrantes, a los niños con cáncer, a los intelectuales, a los gobernadores, a los partidos políticos, al Coronavirus, a los médicos y de paso, a los medios de comunicación.
Juzgar y prejuzgar, enjuicia a priori y adelante veredictos, solo refleja una práctica monárquica que domina en el Congreso de la Unión y pretende hacer lo mismo a la CONAGO; gasta a manos llenas el dinero de los CONTRIBUYENTES. Que quede claro. De los que pagamos impuestos.
Dispersa y reparte a diestra y siniestra, y merca con la necesidad de los más necesitados, comprando para su beneficio el voto del hambre.
Lo grave de estas conductas insanas, es el deterioro nacional, la carencia de oportunidades de empleo, de inversión, el cierre de la industria, el pequeño y mediano comercio. Todo en aras de la popularidad.
En materia de Salud contrastan el deterioro en el que tiene sumergida a la Secretaría del ramo, el incremento desproporcionado de enfermedades, y la falta de atención a la contingencia de COVID-19.
Los números que se difunden en otros países que por el contrario han atendido la pandemia de coronavirus, y evitan al máximo la mortalidad, contrasta con los números de México.
40 mil muertos solo por COVID-19, súmele los 17 mil de inseguridad.
Las cifras de la Secretaría de Salud del gobierno de AMLO, que analizan las calificadoras como Consulta MITOFSKY, ponen a la Secretaría de Salud y al Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, muy por debajo de los gobiernos de los estados, el triste manejo de la pandemia hecho por el señor López, y su equipo de “expertos” deja mucho que desear, si no es que muchas vidas que enterrar.
Aun con todos los recursos, el populismo respaldado por presuntos 30 millones de simpatizantes y los otros “expertos” enquistados en las “benditas redes sociales”.
El presidente López, no ha podido con el paquete, y en contraparte gobiernos como el de Michoacán, criticado por esos expertos, mantuvo en el último trimestre un incremento al 61% de aprobación en la forma en que el Gobernador Silvano Aureoles Conejo ha manejado la crisis del coronavirus. Mientras que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene un apenas, 36.1% de aprobación.
Michoacán aumentó 20 puntos su aprobación que traía hasta el mes de mayo con 24.9 puntos más que AMLO.
Y se puede observar que la aprobación del Gobernador Aureoles, supera casi el doble los números que trae López Obrador en cuanto al manejo del coronavirus. No basta pues ser presidente para mejorar a México.
En materia de inseguridad, las cifras se elevan cotidianamente en estados como Guanajuato, Colima, Jalisco, Estado de México, y claro Michoacán.
Y aunque se intente distraer la atención, con afirmaciones que involucran a los gobernadores, la verdad es que la terquedad en evadir responsabilidad y el hacerse de la vista gorda ante el flagelo de la violencia, dejan día con día un pestilente aló de muerte en México que por fortuna, poco a poco está abriendo los ojos para darse cuenta de que el “Cambio Verdadero” era solo un espejismo, un comercial de mercadotecnia que utilizó AMLO para ganar la preferencia electoral, y que dicho sea de paso continúa ‘harta de tanta pinche tranza’.
Recuerde que así se ve, lo que se dice…
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