Contrapunto
junio 25 / Por Ernesto Pacheco
Para los michoacanos, la visita de los mandatarios siempre estuvo ligada con la práctica establecida en sexenios anteriores, donde las visitas se hacían acompañar de buenas noticias, como los anuncios de nuevas carreteras, hospitales, algún distribuidor vial, nuevas estrategias o inversiones, siendo fechas consideradas de buenas noticias.
Sin embargo, con Andrés Manuel pasamos de las buenas noticias al acarreo de aplaudidores con tareas específicas de abuchear a los Gobernadores de oposición, generando ante los medios la percepción de hartazgo y, en consecuencia, la polarización de la ciudadanía, acciones que embonan perfectamente con la narrativa de “El Mesías”, de “El Salvador”; lo cual, esperamos deje de hacer por el momento coyuntural que vive el país.
Y es que, con la recientes declaraciones de AMLO, donde se autonombra como el “Guardián de la Elección”, es claro que quiere incentivar a los ciudadanos a dejar de enfocarse en problemas que le están pegando a su gobierno, como el número desbordado de contagios por el Covid-19 y sus miles de muertos; las cifras de desempleo, la violencia e inseguridad, pretendiendo dirigir la mirada de los ciudadanos a las elecciones, terreno donde se siente más cómodo. La caza de votos es su especialidad, y ha decidido salir a buscarlos.
Y si bien, queda claro que Michoacán no está en las prioridades del señor López, al menos no en lo concerniente a resolver los problemas del Estado, sí electoralmente hablando: Michoacán es considerado, en el proyecto 4T, la “joya de la corona”.
Y no es para menos. Estamos hablando de la tierra del cardenismo, del estado que ha sido impulsor de las grandes transformaciones del país; de la cuna de la democracia, del bastión del perredismo y del punto geográfico donde se encuentra el único gobernador que le sobrevive al PRD en el mapa nacional y quien, a ojos de Morena y su líder moral, está resultando un serio adversario que podría desestabilizarles el camino rumbo al 2021.
Pruebas de ello hay muchas: el bloque de gobernadores donde el michoacano juega un papel protagónico y estratégico; fue quien puso en la agenda nacional la revisión del pacto fiscal y la controversia ante la SCJN por el decreto donde AMLO faculta a los militares a hacer tareas de seguridad pública. Fue Silvano el que rompió, a inicios de este 2020, el viejo y obsoleto modelo educativo que es una losa para los estados.
Sin embargo, es inadmisible que AMLO ya esté en abierta campaña, cuando el país enfrenta el tremendo reto de la pandemia; reto donde la 4T ha sido exhibida en su falta de pericia para conducir al país frente al delicado escenario que el COVID-19 dibujó con su irrupción en México. De hecho, los municipios que han seguido la línea dictada desde Palacio Nacional, han pagado las consecuencias. En Michoacán, los municipios que tiene Morena son los que más contagios presentan, los peor evaluados en el manejo de la enfermedad. Estamos hablando de Lázaro Cárdenas –sus cifras superan, incluso, las de siete estados del país-, Morelia, Apatzingán, Zamora…
Ojalá me equivoque, y la visita del Presidente sea como en antaño, una visita de buenas noticias para el estado. Pero lo veo difícil: la apuesta está echada y veremos a AMLO operar electoralmente desde ahora en favor de la 4T, y no de evitar que los mexicanos se queden abandonados a su suerte ante los estragos del coronavirus, sin equipamiento de hospitales, medicinas ni estímulos para nuestros grandes héroes. Peor aún, sin estrategia ni dirección.
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