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"El que no esté cumpliendo y no atienda con dignidad a las comunidades será dado de baja": Bedolla.




**Entrevista con el Gobernador de Michoacán Alfredo Ramírez Bedolla: Promesas y Realidades en la Atención a Comunidades Indígenas y Seguridad. Mas dudas que verdades**


Morelia, Mich., 18 de septiembre de 2024.- Durante una breve platica ante medios, el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla, reiteró su compromiso con las comunidades indígenas y la seguridad local, aunque sus palabras generaron más dudas que certezas entre los presentes. "Mira, hay que escuchar bien a las comunidades, hay que atenderlas, yo siempre tomo nota y las atendemos", afirmó con convicción. Sin embargo, para muchos, estas afirmaciones contrastan con las quejas recurrentes sobre la falta de atención real a los pueblos indígenas del estado.


El gobernador insistió en su autodenominado perfil "municipalista" y "pro comunidades indígenas", subrayando que aquellos funcionarios que no cumplan serán removidos. "El que no esté cumpliendo y no atienda con dignidad y dé respuestas a las comunidades será dado de baja", aseveró. Pero ¿cuántos funcionarios han sido removidos hasta ahora? La opacidad en este tema sigue siendo una constante, lo que pone en duda la ejecución de estas promesas.


Uno de los puntos más críticos de su intervención fue su postura sobre las fuerzas de seguridad comunitarias. Ramírez Bedolla defendió la entrega de equipo y armamento a las **kuarichas y rondas comunitarias** o policías comunitarias, mientras insistía en que todas estas fuerzas están supervisadas por la Sedena y sus miembros son capacitados como cualquier policía. No obstante, para muchos analistas y comunidades, persisten las preocupaciones sobre el control real y la posible infiltración de intereses externos en estos cuerpos, sin que se logre erradicar por completo el fenómeno de los grupos de autodefensa que, según el gobernador, ya no existen en el estado.


"En Michoacán ya no hay más guardias comunitarias de autodefensa", sentenció Ramírez Bedolla, vinculando a estos grupos directamente con la delincuencia organizada. Sin embargo, esta afirmación choca con las realidades que se viven en muchas comunidades, donde las guardias comunitarias, aunque oficialmente desautorizadas, siguen operando como una defensa necesaria ante la incapacidad estatal para garantizar la seguridad.


El discurso de Ramírez Bedolla, aunque en apariencia firme, deja preguntas sobre la efectividad de las políticas estatales y la verdadera transformación de las condiciones de seguridad y atención a las comunidades indígenas. Las promesas de remoción de funcionarios y el control sobre las fuerzas de seguridad locales suenan bien en el papel, pero en la práctica, ¿cuánto ha cambiado realmente la situación en Michoacán?.




Así se ve lo que se dice...

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