Reporte Urbano
Julio10/ Por: Fernando Arredondo.(El Capitan)
Me tocó ir a las zonas afectadas por una fuerte tromba que cayó ayer en Morelia.
Que difícil es ver el esfuerzo de toda una vida, destruido en pocas horas por la fuerza de la naturaleza y la negligencia de varias administraciones particularmente las que permitieron asentamientos humanos en lugares donde históricamente fue área de humedales.
Hoy en día, un cuadro desolador es ver a muchas personas en su mayoría de la tercera edad. Que regresaban después de muchas horas de frío y pasar la noche en algún refugio, del estado o del municipio, encontraron su hogar cubierto de lodo.
El esfuerzo de varios, muchos años, de trabajo, perseverancia, levantadas temprano, ayunos, cansancio, desvelos, frío, sol, lluvia, peligros de inseguridad, bueno de todo para hacerse de un patrimonio con una pequeña sala, comedor, refrigerador, estufa,tapetes, completamente destruido.
El lamentable, frustrante, y doloroso ver el esfuerzo y sacrificio de más de tres o cuatro décadas empapado de inmundicia.
Se percibe un olor a humedad y podredumbre, exceso de agua en pisos y paredes, tristeza en los rostros y pesar en el corazón.
“¿a quién le reclamamos? preguntan, “¿qué hacemos?”, “¿Y ahora donde vamos a vivir?”son las preguntas más frecuentes.
“!Ya nos cargo la fregada¡”, “todo se acabo”, “todo está echado a perder”. son las expresiones de la gente que con los ojos colmados de por el llanto, reflejan la tristeza de haber pedido todo lo que se construye en una vida. En un santiamén.
Tus fotografías familiares y el recuerdo de algún momento feliz de tu vida, hechos pedazo, y rodando entre las aguas pestilentes del río desbordado, que carga con las excretas de una humanidad indolente por el saneamiento de sus mantos freáticos.
No se culpa la fuerza de la naturaleza, es un regalo de Dios el agua que nos da la vida y nos permite vivir en este hermoso planeta Tierra, pero sí a la avaricia de constructores y la negligencia de muchos Gobiernos, que corrompidos por el Oro, permitieron la construcción de unidades habitacionales, en estos capos de abasto de agua, sin las medidas correctas para el desfogue del vital líquido cuando el temporal hace su trabajo.
Ver llorar a los viejitos ante la impotencia de poder ayudarles y hacer ya algo. Es agobiante para el espíritu y me rompe el alma.
Ver en sus ojos y oír sus quejas, ante la incertidumbre de quien los va ayudar, ante la indiferencia de autoridades que los abandonan en los momentos que más ocupan de ellos.
reitero querida Tropa, ... simplemente me rompe el alma.
Comentários